Reflexionando acerca de las posibilidades creativas que hay hoy en día en la arquitectura, me preguntaba; ¿Por qué hay tan poca variedad en nuestras calles? ¿Son los arquitectos poco creativos? ¿O acaso están sometidos a condiciones que no pueden cambiar?
El análisis de esta reflexión se centrará en la creatividad en cuanto a la forma y los materiales empleados en las construcciones, ya que es lo que se puede apreciar sin entrar en un estudio mas pormenorizado de los edificios.
Lo cierto es que si lo pensamos detenidamente la arquitectura que se construye habitualmente en ciudades y pueblos es una arquitectura muy simple, muy correcta, pero sin explorar las posibilidades creativas que están al alcance de los arquitectos de hoy en día. A veces ocurre todo lo contrario; se repiten modelos una y otra vez como una producción en cadena.
Parece ser que lo único que se busca es ganar dinero, mucho dinero, encajar el mayor número de casas en el menor espacio y acabar los proyectos rápido para poder seguir construyendo. Sin embargo, ¿Es esto lo que ha de buscar un arquitecto realmente?
Como ejemplo claro de este fenómeno de construcción en cadena tomaré el lugar en el que vivo, pues es el que me ha servido de inspiración:
¿Es esto lo que ha de buscar un arquitecto?
Bajo mi punto de vista, no.
Claro está que cada persona tiene su visión de la arquitectura, y quien la tome como un mero empleo con el que ganar dinero, igual que tomaría cualquier otro, se sentirá satisfecho con este tipo de promociones. Sin embargo, no es esta mi visión de la arquitectura.
Un verdadero arquitecto a quien apasione su trabajo ha de saber encontrar la forma de realizarse en todas las facetas de la profesión. Esto significa, saber satisfacer las necesidades económicas y estéticas de los proyectos que se le encargan, pero sin renunciar a crear obras propias, distintas al resto y con un toque personal.
Esta idea rápida, al igual que se me ha ocurrido a mí podría habérsele ocurrido a cualquier arquitecto en busca de un modelo de urbanización, y estoy seguro de que así ha sido alguna vez. Sin embargo, otras reglas mandan sobre las ideas del arquitecto, sobretodo los aspectos económicos.
Esta jerarquía del dinero es entendible en la arquitectura como en cualquier otro ámbito de la vida, pues es al final el dinero lo que mueve el mundo. Sin embargo, el buen arquitecto ha de ser capaz de encontrar la manera de romper lo cotidiano con diseños como este, pero haciéndolo eficiente y rentable, así como por supuesto cómodo y funcional.
Esta es una tarea complicada que sin embargo algunos arquitectos ya han conseguido afrontar.