¿Son un elemento arquitectónico?, ¿Mejoran o devalúan la arquitectura?, ¿Qué son?, ¿Qué papel tienen en nuestras construcciones?
Los grafitis, que son considerados arte urbano, son dibujos que se realizan con pintura en spray, ya sea a gran o pequeña escala, normalmente en fachadas o muros, aunque también son frecuentes en entradas a garajes o en vagones de tren.
A pesar de ser considerados como arte, su práctica no es libre, y está prohibida más allá de los lugares habilitados para ello. Sin embargo, esto no frena a los grafiteros que plasman sus obras allá donde pueden.
Esta disciplina a tratado de ser fomentada en ciertas zonas de manera controlada (en el caso de valencia, el barrio del Carmen, centro histórico de la ciudad, es una de estas zonas). Se ha intentado embellecer fachadas sin enfoscar, o medianeras que dan a solares con grafitis a gran escala realizados por profesionales para dar un sentido estético a las partes más innobles de los edificios en forma de murales. Y en cierto modo, se ha conseguido.
Estos grafitis, o murales, mejoran y embellecen la arquitectura y, bien ejecutados, complementan la armonía del conjunto de los edificios, ocultando fachadas inacabadas y desagradables a las vista, como las fachadas medianeras al aire (imagen).
Sin embargo, existe otro tipo de grafitis, los más urbanos o libres (parte inferior del mural de la imagen) realizados por artistas callejeros, que ensucian la arquitectura. Fachadas en buen estado, que se habían concebido con un sentido estético y en armonía con todo un conjunto de elementos del mismo edificio, son pintadas y estropeadas rompiendo el sentido estético de los edificios en los que se realizan.
Estas pintadas sí ensucian, devalúan y deterioran las obras arquitectónicas, a diferencia de las otras que tratan de mejorarlas.
Una solución arquitectónica posible ante esta problemática sería diseñar fachadas que dificulten esta actividad, ya sea por su forma (con resaltos, salientes, o formas irregulares), o por sus propiedades (Paredes tratadas para repeler la pintura y evitar que los grafitis permanezcan en ellas).
En definitiva, los grafitis bien ejecutados y siguiendo la armonía de los edificios, pueden servir como un elemento de mejora estética de los mismos, sin embargo, el arte más urbano y libre de los artistas callejeros, ensucian y deterioran los edificios, dando sensación de descuido y abandono.